La ruta hacia Le Bourget: hora cero

Dic 3, 2015 | DAR Opina, Noticias

Escribe: Gianfranco Ciccia.

El 30 de noviembre se inició, en París, lo que se podría considerar el encuentro global más importante de la historia en materia climática. El debate se extenderá hasta el 11 de diciembre y espera sentar las bases de lo que hace seis años se acordó en Copenhague: limitar a 2°C el aumento de la temperatura global –en relación con la época preindustrial– con el objetivo de evitar que el cambio climático afecte significativamente al planeta.

Un día antes de empezar la COP21, el Grupo de Trabajo Especial sobre la Plataforma de Durban para la Acción Mejorada (ADP, por sus siglas en inglés) realizó su Plenaria de Apertura buscando, después de cuatro años de funcionamiento, generar el nuevo acuerdo climático global. Laurent Fabius, actual presidente de la COP, aseguró que finalizada la cumbre, las negociaciones concluirán con un plan climático ambicioso. En este camino, resaltó la importancia de la transparencia en todas las etapas de la negociación, así como la participación de sociedad civil.

¿Qué esperamos del Perú dentro de esta cumbre? Que las “contribuciones nacionales”, base para el acuerdo de París, busquen guiar las acciones en cambio climático para los próximos años. En esa línea, el último lunes, se presentaron los avances en la implementación de la Declaración Conjunta de Intención entre el Perú, Noruega y Alemania. El Gobierno noruego informó que un primer monto de $ 5 millones está próximo a ser desembolsado.

El anuncio de este primer financiamiento, que servirá para reducir la deforestación a través de actividades estratégicas, se llevará a cabo en colaboración con las organizaciones indígenas y gobiernos regionales. La preocupación aparece debido a que estos últimos no han sido involucrados directamente en el proceso de implementación del acuerdo, ni en el de financiamiento climático.

El gran objetivo del gobierno peruano es generar una curva hacia abajo frente al aumento de la tasa de deforestación. Sin embargo, mientras que por un lado se promueve la conservación de los bosques; por el otro, se incentiva de forma agresiva y desordenada, otro tipo de inversiones (infraestructura, hidrocarburos, palma aceitera). Esas son las contradicciones que afronta hoy en día nuestro país.

Columna Amazonía y Buen Gobierno publicada en Diario Uno el jueves 3 de diciembre de 2015.